domingo, 8 de diciembre de 2013

Lo podría definir como un baile con la muerte, a pulso.
Una decaída lenta y dolorosa que va molestando y pesando más con el tiempo.



Hay muchas formas de amar, pero explicarme esa de poder tener a quien quieras durante un ratillo sabiendo que luego se tiene que ir.
Amor con fecha de caducidad, con días contados y con sonrisas limitadas.
Está claro que todo lo que empieza acaba, que tiene un punto y final, pero hay veces que ese fin se ve muy lejano, aunque así verdaderamente no sea, pero parece que falta mucho para que llegue.
En este caso no, todo puede ir genial hasta una determinada fecha, que se produce el fin y no hay vuelta atrás, no hay solución, es un adiós claro y definitivo.
Para qué probar algo  que incluso te hace daño, cuando luego vas a estar deseosa de repetir y vivir con la impotencia de no poder, es más, que luego no vas a encontrar nada igual.
Duele pensarlo eh, pero más duele sentirlo.
Sentir que es tuyo, que se te escapa, que adiós… que te vas tú pero que mis ganas se quedan, aquí, conmigo.
Que no quiero que esto acabe nunca, joder, que me cuesta mucho, que me duele, y aún no has llegado.

No me puedo dormir sin tus buenas noches, no me acostumbraría a un mundo sin ti, porque me has hecho creer que mi destino está aquí, contigo.
Todo pasa por algo, bonito error y creo que ya es hora de que vaya pensando que al igual que has venido, también te tendrás que ir…




ESCRITO POR MI

No hay comentarios:

Publicar un comentario