Cuando no podía dormir desvelado por el vuelo
de su falda, contaba los lunares de su
espalda.
Lejos del miedo donde no llegan las horas, hasta ver morir la noche entre los dedos de la aurora. De tanto amarla perdí lo que no tuve, ahora que otro le dé lo que no pude.
Se llevó el sol, sólo me dejó las nubes, ya nunca deja de llover por estas latitudes.
Desde entonces la felicidad a plazos, abrazos rotos, fotos en pedazos.
Lejos del miedo donde no llegan las horas, hasta ver morir la noche entre los dedos de la aurora. De tanto amarla perdí lo que no tuve, ahora que otro le dé lo que no pude.
Se llevó el sol, sólo me dejó las nubes, ya nunca deja de llover por estas latitudes.
Desde entonces la felicidad a plazos, abrazos rotos, fotos en pedazos.
La espalda llena de caricias y arañazos, la
espalda llena de caricias...
y así regresé a buscar un acorde en cada rincón, a vivir siempre al borde de una canción.
A olvidarme de la luna, de su vientre, de lo poco que dura un para siempre.
y así regresé a buscar un acorde en cada rincón, a vivir siempre al borde de una canción.
A olvidarme de la luna, de su vientre, de lo poco que dura un para siempre.
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